Calma y cordura son las palabras que más se han repetido en estas últimas dos semanas, después de todo lo ocurrido el pasado 23 y 24 de febrero, es difícil mantenerse sereno en el tiempo, después de tener más de 20 años de sufrimientos en dictadura, sin embargo la mejor manera de hacer es reconocer que La Oposición venezolana; donde por cierto debemos practicar no llamarnos a nosotros mismo así estamos recorriendo el cese de la usurpación y cada vez falta poco para ser oficialismo, pero retomando, parece haber alcanzado lo que nunca antes se había logrado, a pesar de años de duros intentos, esperanza y desilusión, elecciones presidenciales, gobernadores, alcaldes y legislativas, protestas de 2014 y 2017, por solo nombrar algunos de los eventos en los que los venezolanos hemos estado
presente, pero ninguno como esta vez, se respira diferente, la energía en las calles se siente diferente, y aunque una vez más somos las mismas personas, algo cambió.
Sin embargo, los venezolanos no podemos pensar que se cambiaran 20 años de sufrimiento, caos, desesperanza, inseguridad, violencia, hambre, inflación, en solamente mes y medio. Es muy fácil desalentarse luego de los eventos del pasado 24 de febrero, en donde una vez más, el usurpador de Miraflores y su cúpula corrupta, ordenaron reprimir a todo ciudadano que estuviese a favor del ingreso de la ayuda humanitaria al territorio nacional, incluyendo a los venezolanos en las fronteras con Colombia y Brasil, donde dejó un saldo de al menos 4 fallecidos y más de 300 heridos (cifras ofrecidas por el Foro Penal venezolano), actos que tienen años llevando a cabos en contra de los ciudadanos, solo que esta vez, quedaron expuestos en vivo y directo internacionalmente.
Además, desde ese día, la cifra de militares venezolanos que cruzan la frontera sigue en aumento de forma exponencial, y ¿Por qué de repente tantos militares escapan por la frontera? Algo está pasando en el interior de las fuerzas armadas,por muchos años Chávez y Maduro se encargaron de entregar gran parte del poder en manos militares: aeropuertos, puertos, bancos, canales de televisión, estaciones de radio, ministerios, inclusive el control de la distribución de la comida en el país les pertenece, sin embargo, nada de esto detuvo la “repentina” deserción de los soldados. Mucho tiene que ver la Ley de Amnistía aprobada por la Asamblea Nacional, dando protección a los disidentes del régimen, una jugada atrevida pero realmente inteligente para ganar adeptos dentro de las fuerzas armadas, sabiendo que ellos son una parte importante para la recuperación de la democracia y lograr el gobierno de transición.
Acciones van a llegar más temprano que tarde a nuestro país, la libertad se puede respirar pero ciertamente debemos terminar de obtenerla, y la única manera de llegar a ella es creyendo en nuestro liderazgo, confiando en quienes nos están llevando de la mano en este camino de reconquista. No volvamos a cometer los
mismos errores, no nos ceguemos porque no se escucha lo que queremos
escuchar, ese es uno de los peores males que nos dejó el chavismo plantado en nuestra cultura política.
El cambio viene, es indetenible, para todos los venezolanos, dentro del país o en el exilio forzado, no tengan ninguna duda que la democracia de nuestro país hoy más que nunca se encuentra a la vuelta de la esquina, solo debemos creer y no dejarnos desmoralizar, porque a lo único que pueden jugar los usurpadores es a callarnos y derrumbarnos, arrasando con todo a su paso como siempre lo han hecho, es
momento de hacerles entender que ya no somos un “pueblo”, somos ciudadanos decididos a recuperar lo que nos secuestraron hace 20 años, estamos cada vez más cerca de las elecciones libre y poder decir: Eres LIBRE Tierra nuestra.
Edward A. Porras Dos Santos
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