La riqueza de un
país no se mide en cantidad de petróleo o en recursos naturales que pueda
poseer, la verdadera riqueza está en su gente, en las personas que quieren
echar para adelante, esa gente que cada día se preocupa por el bienestar de su
familia. Pero aún más valioso son sus jóvenes, con su inocencia, combatividad e
irreverencia, son el principal motor del país, los que iluminan cada comunidad,
cada universidad, donde rompen paradigmas e impulsan cambios.
De acuerdo al
último censo del año 2011, Venezuela es un país donde la mayoría de sus
habitantes son jóvenes, por lo que somos la primera fuerza de cambio y debemos
entenderlo de esa manera. Sin embargo, las malas políticas públicas de los
últimos 20 o 30 años han obligado a la juventud a prepararse menos e intentar
sobrevivir. El desempleo y la desigualdad de oportunidades han obligado a
muchos a abandonar las aulas e ir a la calle a rebuscarse para llevar a casa
unas pocas monedas que no alcanzan para mucho, e incluso llegan a matar por 3
lochas.
Como me dijo un
ilustre profesor una vez: “… no basta con ser la mujer del César, también hay
que parecerse.” Si queremos un cambio en estas condiciones no basta con solo
quejarnos y dejar que los demás resuelvan por nosotros, necesitamos interiorizar
y convencernos de que somos el cambio y comenzar a trabajar por ello.
En el 2015 tenemos
la oportunidad más importante de los últimos años de comenzar la transición
hacia una verdadera democracia, teniendo en cuenta primero la importancia de la
situación a la que nos enfrentamos y segundo el compromiso que debemos
adquirir, nada se consigue si no lo hacemos, un pabellón criollo no se hace por
arte de magia, sino buscamos los ingredientes, los preparamos y cocinamos es imposible
que lo tengamos.
Aún, no sabemos la
fecha de las próximas elecciones parlamentarias, pero lo que sí sabemos es que
la fecha para comenzar a trabajar en ellas es hoy mismo. Como jóvenes debemos
abogar que los candidatos a diputados sean representativos a la población que
dicen defenderán en el máximo organismo legislativo de la República, y más
importante es que nos veamos representados en jóvenes comprometidos con el
cambio de Venezuela.
No me cabe duda de
que el cambio viene, solo espera por nosotros, la juventud venezolana, a que
trabajemos por él. El futuro del país es nuestro, para luego es tarde.
Edward Alexander
Porras Dos Santos
@edward_porras