La semana que culminó se realizó la tan desea VII Cumbre de las Américas en la ciudad de Panamá, donde los jefes de estado y de gobiernos de América se hicieron presentes con el objetivo de formar una estrategia común para resolver los problemas de la zona. Venezuela, representada por Nicolás Maduro, desaprovechó este momento crucial para llevar propuestas y estrategias que contribuyeran realmente con el avance de la región y de nuestro país. Su intervención en la plenaria solo estuvo cargada de historias del pasado y acusaciones hacia los EEUU. Maduro en una inexplicable amnesia, abogó por las victimas de Panamá, olvidando las más de 200 mil muertes violentas ocurridas en Venezuela durante los 16 años de “Revolución”.
Temas como la grave crisis económica y humanitaria que enfrenta el país no fueron abordados por el mandatario nacional. La constante violación de los derechos humanos a los presos políticos que aún permanecen en las cárceles fue obviado en su discurso.
El pasado 10 de abril se convirtió en el nuevo Viernes Negro de la Revolución como lo llamo yo. Se anunció la reducción de los cupos viajeros, se fraccionó la asignación de los dólares electrónicos, se cerró más la posibilidad de los venezolanos de viajar al exterior y de adquirir productos en forma electrónica desde el extranjero. No soy economista, pero creo que con estas nuevas medidas solo dejan al descubierto algo, no hay suficientes dólares y están buscando la manera de racionarlos. La pregunta del millón: ¿Estas reducciones aplican para los enchufados, para el alto mando militar, para los ministros y el Presidente? No quiero imaginar cuanto nos costó a los venezolanos el show que montó Maduro al llegar a Panamá, donde supuestamente lo recibieron “con mucho fervor" los compatriotas radicados en ese país. Y digo supuestamente, porque por las redes sociales pudimos observar los dos cacerolazos que sonaron estruendosamente en Panamá en rechazo al mandatario venezolano.
Es bastante paradójico que mientras Maduro hablaba en la Cumbre de las Américas de algunos indicadores sociales que supuestamente se habían reducido durante esta “revolución”, actualmente no tenemos en Venezuela leche, pollo, carne, medicinas, pañales, toallas sanitarias ni productos de aseo personal.
Ya veremos qué nueva historia de guerras o invasiones y de más se inventan para seguir desviando la atención de los verdaderos problemas que vivimos. Ya se les termino el show de las firmas.
Albert Valero E.
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