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miércoles, 8 de abril de 2015

Venezuela: las dos caras de la moneda

Además de ser cuna de grandes héroes venezolanos, en la capital del país podemos observar en su día a día lo arraigado que se ha convertido el estereotipo de la cultura venezolana. La semana pasada tuve la oportunidad de visitar Caracas, una ciudad hermosa llena de destinos naturales y culturales impresionantes; el teatro Teresa Carreño, el museo de arte, ciencia y naturaleza, el Panteón Nacional, la muy nutrida historia que nos encontramos en gran parte del centro de la ciudad, y más importante, el icono del caraqueño: el Ávila.

En dos días pude visitar unos amigos y familiares, y a su vez recorrer el oeste y el este de la ciudad, una comparación a los que la mayoría de los valencianos decimos el sur y el norte de nuestra ciudad. Mis padres nacidos y criados en Caracas, desde pequeño me contaban como fue su vida en Caracas y las realidades encontradas entre los que vivían en el este y los del oeste, donde la desigualdad era tremenda. Sin embargo esta vez lo percibí diferente, y es que en ambos sectores la crisis económica, política y social les ha tocado la puerta, ambos sectores se ven sumergidos en la ardua tarea de sobrevivir, sin distinción de color político ni clase social, la incertidumbre es la misma: como terminar un día más sin ser robados y que le alcance el dinero para llevar comida a la casa.

Además durante el viaje me llamó mucho la atención la ambigüedad a la que está acostumbrado el venezolano, por un lado dice estar orgulloso de su ciudad y por el otro está lanzando un papel al piso. ¿Hasta dónde llegamos como ciudadanos? Los ciudadanos debemos ser los primeros en cuidar nuestro entorno y poder exigirle a nuestros gobernantes que cuiden la ciudad, ¿cómo le voy a exigir al Alcalde que recoja la basura si yo soy incapaz depositar el desperdicio en la papelera más cercana? ¿Con que moral le exijo a mi gobernante que sea correcto si yo no lo soy? Los gobernantes son el reflejo de la voluntad del pueblo, y si un pueblo no quiere su patio seguirá eligiendo gobernantes que no quieren su patio.

La doble moral de nosotros los venezolanos, ese sentirse orgulloso y no cuidarlo es solo un pequeño ejemplo de la sociedad en la que nos hemos convertido. Sin embargo no es tarde para cambiar, para cambiar el país es necesario no solo un cambio de gobierno sino también un cambio de pensamiento del venezolano, si tan solo tuviésemos un poco de sentido de pertenencia la realidad del país sería distinta. Se acerca un escenario sumamente importante que marcara definitivamente el rumbo político, económico y social de Venezuela, como lo son las elecciones parlamentarias de este año en donde solo podremos conseguir una victoria si nos comprometemos con el rescate de los valores que caracterizan al venezolano: trabajo, compromiso, lealtad, honestidad. Seamos esa fuerza que necesita el país y dejemos de ser un pueblo con dos caras de la moneda.

Edward Porras Dos Santos

Twitter e Instagram @edward_porrasds